jueves, 10 de noviembre de 2011

“La única salida se encuentra, más que una subida fortísima de los tipos impositivos, en una fuerte contracción del gasto público”

PERFIL: Juan Velarde Fuertes

Gráfico elaboración propia, fuente: bde



A día de hoy, la gran mayoría de los economistas de prestigio siguen una misma tendencia, tienen una idea muy similar para sacar a occidente de la crisis, la solución según ellos es una política fiscal semi-expansiva. Paul Krugman, Joseph Stiglitz o Nouriel Roubini, todos ellos afamados economistas, abogan por un incremento sustancial del gasto público para crear empleo y reactivar la economía, una política de corte keynesiano que resultó muy eficaz para que Estados Unidos despertara después de la Gran Depresión. Pero por otra parte, estos gurús de la economía, piensan que los impuestos no deben reducirse, en todo caso deberían subir para las rentas más altas. Por el momento, la implementación del aumento del gasto público realizado por la administración Obama,  no parece haber funcionado demasiado bien. La tasa de paro en Estados Unidos está por encima del 9%, su deuda pública supera el 100% del PIB y la primera economía del mundo crece a un ritmo al que todavía no se le puede considerar ni seguro ni robusto.

Por el contrario, en Europa, el eje franco-alemán prefiere políticas austeras con reducciones del gasto público. Aquí en España tenemos un prestigioso economista que defiende esta postura y que difiere totalmente con la idea de aumentar el gasto público para reactivar la economía. Este señor es Juan Velarde Fuertes, nacido en Salas, Asturias en 1927. Estudió Ciencias Económicas en Madrid, desde muy joven demostró que no se había equivocado al elegir su carrera, antes de cumplir los 30 años consiguió dirigir la sección de economía de un periódico de gran importancia nacional. Más tarde fue catedrático de “Economía Aplicada” en la Universidad Complutense de Madrid, de la que actualmente es catedrático emérito. Este gran economista también colabora con el Estado, Velarde es consejero del Tribunal de Cuentas, importante órgano que controla que desarrolla el control externo de la actividad económica-financiera del sector público. Este experimentado economista ha abierto el camino y ha sido una referencia de esta ciencia social, la economía, en España. Siempre será positivo escuchar y analizar sus opiniones.

“En el activo de una institución financiera, ¿cuánto vale la deuda española que en ella existe? Porque lo indudable es que la oferta de esa deuda continuamente crece como consecuencia del déficit del sector público” Velarde hace referencia con estas palabras al incesante crecimiento de la deuda pública española por culpa de los sucesivos déficits públicos. Si la deuda sigue incrementándose de una forma tan veloz, en 2007 era del 36,2% y este año puede superar el 70%, el valor de la deuda española caerá con fuerza ante el riesgo de impago y la incapacidad del Gobierno por reducir el déficit.

Velarde, que cuenta con una gran experiencia después de haber vivido varias crisis económicas, no se fía de las previsiones que ha realizado el Gobierno sobre el déficit público, y cree que la deuda pública seguirá siendo una sangría: “Aunque el porcentaje resulte superado, como es muy probable que suceda, un 6% del PIB de déficit español en el año 2011 significa una oferta al mercado de deuda pública española que así incrementa el conjunto que ya existía en él”.

Con este panorama, en el que la deuda pública española aumenta sin descanso, los mercados comienzan a sancionar con dureza a España. La prima de riesgo, un buen indicador para observar la confianza que tienen los inversores en la deuda pública de un país se ha disparado en el caso de España. Aquí lo describe perfectamente el señor Velarde: “El diferencial de la deuda española a 10 años, pasó, respecto a la referencia alemana, de 8 puntos básicos a finales de 2007, a 40 a mediados de marzo de 2008. Cuando cierro esta nota me encuentro con que, según Thomson Reuters, el 27 de octubre de 2011 el diferencial ha saltado a 309 puntos básicos” Pues para complicar aún más la situación, en este justo instante del jueves 10 de noviembre, el bono español a 10 años cotiza con una rentabilidad del 5,71%, mientras que la del bund alemán es del 1,77%, por lo que la prima de riesgo alcanza los 394 puntos.

Con estos costes tan elevados en las emisiones de deuda, la única solución para no depender directamente de los mercados y reducir los costes, viene por recortar el déficit y como consecuencia la deuda pública española. Juan Velarde, al contrario que sus colegas nombrados en el primer párrafo piensa que: “la única salida se encuentra, más que una subida fortísima de los tipos impositivos, en una fuerte contracción del gasto público” El problema es cómo explicar estas medidas austeras a la sociedad, ya que suponen un una caída temporal del Estado del Bienestar. “A la población española no se le ha explicado que eso es inexorable, y que la alternativa es precipitarnos en una depresión más fuerte aún que la que ahora experimentamos”.

3 comentarios:

  1. ¿Reducción del Estado del Bienestar? No estoy de acuerdo. Haciendo un uso eficiente del presupuesto público, recortando partidas innecesarias, posponiendo la construcción de nuevas infraestructuras y flexibilizando el mercado de trabajo se puede sacar lo necesario para intentar despegar o, al menos, no seguir cayendo.
    Pese a todo, el Estado de Bienestar está en crisis, y acabará muriendo inexorablemente.

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  2. Buenos días querido Javier:

    Una reducción del gasto público de la magnitud de la que habla el señor Velarde implica una reducción del Estado del Bienestar. Recortando partidas innecesarias y haciendo presupuestos eficientes no se consigue reducir apenas el déficit y la deuda. El 58% de los PGE son para gasto social (pensiones y desempleo) y un 24% para transferencias a las CCAA (sanidad y educación principalmente) Entonces si se quiere reducir la deuda de verdad hay que recortar en estos campos. Los PGE son públicos, por si no te fías de mis datos jeje

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  3. Conozco los porcentajes de los PGE. Ahora, vaya sumando: financiación a sindicatos, partidas de solidaridad internacional, cursos de formación inútiles, gasto en infraestructuras, copago sanitario, (reducción del funcionariado a medio plazo), subvenciones absurdas a buena parte del mundo de la (in)cultura (véase la película de la ministra, que de cultura tiene poco), privatización de compañías como Loterías... y muchas más cosas absurdas que yo desconozco pero que seguro que existen en este país de pandereta. Gracias por su respuesta.

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